Confieso que la mayoría del tiempo estoy en la Luna

De ahí mis constantes dificultades para aterrizar en este planeta

Me consuela la conclusión de los primeros terrícolas allí arriba

Dijeron que lo más valioso de la Luna era la visión de la Tierra…

A veces hay que irse muy lejos para ver las cosas con perspectiva

Seguro que en ese momento algún otro terrestre estaría admirando la irradiante Luna

Ambos mirándose expectantes en el espacio en donde se originó la vida

Ese es el instante de la doble melancolía del hombre que se mira así mismo y a su existencia

Yo mismo a veces me siento allí, en ese cruce del hombre que mira su mundo desde el otro lado

Y entonces dejo flotando mensajes en llamas entre esos mundos

Esparciéndose en la encrucijada de dos miradas a veces oscuras

Tratando de dejar alguna luz encendida en el cruce de dos almas

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