
Cuando muchos apuntan, alguien acaba por disparar. Este es, básicamente, el problema del machismo, que se carga por una actitud común. La mayoría no somos ni asesinos ni violadores pero desde luego una sociedad machista es un caldo de cultivo para todo esto. Y este país es un cultivo muy fértil.
Porque una sociedad machista es también la masa que da audiencia a programas y entrevistadores machistas y casposos.
La misma que permitió hacer carnicería mediática con las niñas de Alcàsser (no estamos tan lejos de aquello: una cadena financiada por la Iglesia ha emitido parte del vídeo de la manada analizando posturas, etc… y un conocido presentador de TV lanzaba hace unos días una encuesta en Twitter para que la gente votase entre dos opciones: A.- Fue violación B.- Fue sexo consentido).
Es esa misma masa que se resiste a salir a la calle a exigir un cambio en la justicia, una masa con demasiados hombres y mujeres que dan por sentado que el problema es de unos cuantos criminales pirados.
No somos tan modernos como pensábamos y la rapidez de la transición dejó peligrosos posos de la dictadura y “sus buenas costumbres”; el machismo y la corrupción entre ellas.
Un buen ejemplo es que se llegue siquiera a sugerir el posible consentimiento previo por parte de la víctima. Me parece una trilera evolución de aquella idea tan franquista y tan post-franquista de «Pero cómo va a ser violación, mujer ¡Si este hombre es su marido!».
¿Para qué mierda sirve ese supuesto? ¿De atenuante? Si se supone que una mujer puede elegir cuando quiere o no quiere tener sexo no hay atenuante posible para una violación. Una violación es igual de violación si la víctima dice que no al principio que si lo dice en cualquier otro momento.
Y es que, mientras nos quejamos de lo que hace el vecino de tierras lejanas, se nos cuela en nuestra sociedad este tipo inconcebible de lapidación moral…

La parte institucional de esa vergonzosa lapidación es que el juez admita el informe de un detective privado con el seguimiento posterior de la víctima. Así que en vez de estar hablando de dar un castigo ejemplar, la justicia empieza por dudar del testimonio de la víctima incluso por encima de la evidencia de las pruebas.
La presión ha sido tal que lo han tenido que justificar diciendo que es una manera de evitar apelaciones y que así no se demore el juicio. Sin embargo, admitiendo este tipo de pruebas (algo demasiado habitual) se ha creado la costumbre de perseguir, enjuiciar y poner la mira sobre la víctima.
Con lo cual yo creo que, más que beneficiarlas, el mensaje que queda al final es tan desolador como:
«Piénsatelo antes de denunciar si no quieres pasar por todo este otro calvario» (y encima, para que todo resulte aún más chirriante, uno de ellos es guardia civil).
Como es de suponer, todas estas terribles señales ante semejante barbarie contra una joven de dieciocho años a la que le han destrozado la vida no es más que la punta del iceberg. En ella también seguimos haciendo costumbre del asesinato de mujeres, muchas veces incluso delante de sus propios hijos.
No es casual que esto ocurra en un país donde reina la brecha salarial, en que la conciliación es un problema exclusivamente femenino, y un largo etcétera de señales a las que nos hemos acostumbrado que denigran y minusvaloran a las mujeres.
El problema es que si alimentamos al monstruo del machismo tenemos que contar con que en cualquier momento nos va a morder.
Y a veces empieza de la forma más sutil. Por ejemplo, las calles están tomadas por el «piropo ingenioso» (en el mejor de los casos). Ahí está esa costumbre que las mujeres están obligadas escuchar sin remedio porque, esta vez, tiene el atenuante de “ingenioso”.
Otra costumbre nacional que se toma la libertad de lanzarse sin consentimiento previo. De hecho, el propio término me parece en sí mismo falangista, caduco y rancio.
Pero hay muchas formas de hacerle el juego al machismo incluso cuando se cree (o se quiere aparentar, más bien) que se lucha contra él. También es machismo decir que los hombres no pueden participar en la lucha feminista.
El afán por encumbrarse en el trono del feminismo a veces hace jugar en el bando contrario. Porque eso es tanto como decir que un blanco no tiene cabida en una manifestación contra el racismo contra los negros.
Si en este caso los que ejercen la violencia son hombres ¿No sería bueno incluir en el proceso a todos los hombres posibles?
De hecho, no se trata de abrir una brecha entre hombres y mujeres, sino entre defensores de la igualdad y sus contrarios. Utilizar argumentos que discriminen al hombre en el proceso sería como utilizar las maneras de un machismo a lo femenino, lo cual sólo perjudicaría, de nuevo, al propio feminismo.
Importante, en todo caso, no confundir con la palabra feminazismo: término creado por un locutor y político conservador americano para humillar a las mujeres pro-abortistas y feministas.
El feminazismo no define ningún movimiento radical femenino que se equipare al machismo (de hecho, no existe tal palabra) ni es en absoluto un concepto reciente que nombre un nuevo fenómeno (fue creado hace tres décadas).
Su efecto es tan perverso que, a día de hoy, es alucinante que muchas mujeres se avergüencen de declararse feministas. Como muy bien decía Laura Baena (Club de malas madres) hace poco, es sorprendente que una mujer llegue a decir, literalmente, que «no es ni feminista ni machista»…

Así que confunden igualdad con su contrario quizás porque consideran que feminismo y feminazismo son primos hermanos cuando el segundo término es una absoluta entelequia. Hasta ese punto este concepto está haciendo el juego al contrario.
Otro factor alarmante de este proceso es que, a veces, la sed de justicia también nos trae el efecto contrario. No creo que compartir por las redes sociales las fotos con nombres y apellidos de los componentes de la manada (que nombre más insultante, por cierto, para los animales) sea parte de la solución, la verdad.
Más que un mal en sí mismo, es un precedente muy peligroso. Primero porque Internet no ofrece ninguna garantía de contraste y segundo porque crear una justicia paralela nos lleva en un par de días a las cavernas. Lo que hace falte es que se instaure una justicia real y objetiva no que todos nos convirtamos en jueces y verdugos.
Lo justo para mí sería que pagaran por su delito con su vida en la cárcel el tiempo suficiente que, seguramente, debería ser toda su vida porque veo muy difícil reformar una bestialidad de tal calibre.
Lo único que puede compensar a la víctima y a lo que sus familiares cercanos están pasando es que esto no vuelva a repetirse. Y eso depende de nosotros más de lo que queremos creer.
Como oasis en este proceso, me resulta emocionante vivir cómo las calles de Madrid gritaban “no es a ella a quien se juzga”, “no es no, lo otro es violación”, “si tocan a una, nos tocan a todas”, “jueces machistas fuera del juzgado”, “yo sí te creo”, “no estás sola, venimos en manada”…
Ojalá lo haya escuchado, ojalá tenga esa mínima compensación tanto ella como todas las víctimas de semejante calvario. Pero lo cierto es que lo dudo porque los medios pasaron de puntillas tanto a la hora de promoverlo como a la hora de transmitirlo. Supongo que el espectáculo estaba en otro lado.
/
Cuando muchos apuntan, alguien acaba por disparar. Este es, básicamente, el problema del machismo, que se carga por una actitud común. La mayoría no somos ni asesinos ni violadores pero desde luego una sociedad machista es un caldo de cultivo para todo esto. Y este país es un cultivo muy fértil.
Porque una sociedad machista es también la masa que da audiencia a programas y entrevistadores machistas y casposos, la misma que permitió hacer carnicería mediática con las niñas de Alcàsser (no estamos tan lejos de aquello: una cadena financiada por la Iglesia ha emitido parte del vídeo de la manada analizando posturas, etc… y un conocido presentador de TV lanzaba hace unos días una encuesta en Twitter para que la gente votase entre dos opciones: A.- Fue violación B.- Fue sexo consentido).
Es esa misma masa que se resiste a salir a la calle a exigir un cambio en la justicia, una masa con demasiados hombres y mujeres que dan por sentado que el problema es de unos cuantos criminales pirados.
No somos tan modernos como pensábamos y la rapidez de la transición dejó peligrosos posos de la dictadura y “sus buenas costumbres”; el machismo y la corrupción entre ellas. Un buen ejemplo es que se llegue siquiera a sugerir el posible consentimiento previo por parte de la víctima. Me parece una trilera evolución de aquella idea tan franquista y tan post-franquista de «Pero cómo va a ser violación, mujer ¡Si este hombre es su marido!».
¿Para qué mierda sirve ese supuesto? ¿De atenuante? Si se supone que una mujer puede elegir cuando quiere o no quiere tener sexo no hay atenuante posible para una violación. Una violación es igual de violación si la víctima dice que no al principio que si lo dice en cualquier otro momento. Y es que, mientras nos quejamos de lo que hace el vecino de tierras lejanas, se nos cuela en nuestra sociedad este tipo inconcebible de lapidación moral.
La parte institucional de esa vergonzosa lapidación es que el juez admita el informe de un detective privado con el seguimiento posterior de la víctima. Así que en vez de estar hablando de dar un castigo ejemplar, la justicia empieza por dudar del testimonio de la víctima incluso por encima de la evidencia de las pruebas.
La presión ha sido tal que lo han tenido que justificar diciendo que es una manera de evitar apelaciones y que así no se demore el juicio. Sin embargo, admitiendo este tipo de pruebas (algo demasiado habitual) se ha creado la costumbre de perseguir, enjuiciar y poner la mira sobre la víctima.
Con lo cual yo creo que, más que beneficiarlas, el mensaje que queda al final es tan desolador como: «Piénsatelo antes de denunciar si no quieres pasar por este otro calvario posterior» (sin olvidar encima, para que todo resulte aún más chirriante, que uno de los acusados es guardia civil).
Como es de suponer, todas estas terribles señales ante semejante barbarie contra una joven de dieciocho años a la que le han destrozado la vida no es más que la punta del iceberg. En ella también seguimos haciendo costumbre del asesinato de mujeres, muchas veces incluso delante de sus propios hijos.
No es casual que esto ocurra en un país donde reina la brecha salarial, en que la conciliación es un problema exclusivamente femenino, y un largo etcétera de señales a las que nos hemos acostumbrado que denigran y minusvaloran a las mujeres.
El problema es que si alimentamos al monstruo del machismo tenemos que contar con que en cualquier momento nos va a morder.
Y a veces empieza de la forma más sutil. Por ejemplo, las calles están tomadas por el «piropo ingenioso» (en el mejor de los casos). Ahí está esa costumbre que las mujeres están obligadas escuchar sin remedio porque, esta vez, tiene el atenuante de “ingenioso”.
Otra costumbre nacional que se toma la libertad de lanzarse sin consentimiento previo. De hecho, el propio término me parece en sí mismo falangista, caduco y rancio.
Pero hay muchas formas de hacerle el juego al machismo incluso cuando se cree (o se quiere aparentar, más bien) que se lucha contra él. También es machismo decir que los hombres no pueden participar en la lucha feminista. El afán por encumbrarse en el trono del feminismo a veces hace jugar en el bando contrario.
Porque eso es tanto como decir que un blanco no tiene cabida en una manifestación contra el racismo contra los negros. Si en este caso los que ejercen la violencia son hombres ¿No sería bueno incluir en el proceso a todos los hombres posibles?
De hecho, no se trata de abrir una brecha entre hombres y mujeres, sino entre defensores de la igualdad y sus contrarios. Utilizar argumentos que discriminen al hombre en el proceso sería como utilizar las maneras de un machismo a lo femenino, lo cual sólo perjudicaría, de nuevo, al propio feminismo.
Importante, en todo caso, no confundir con la palabra feminazismo: término creado por un locutor y político conservador americano para humillar a las mujeres pro-abortistas y feministas. El feminazismo no define ningún movimiento radical femenino que se equipare al machismo (de hecho, no existe tal palabra) ni es en absoluto un concepto reciente que nombre un nuevo fenómeno (fue creado hace tres décadas).
Su efecto es tan perverso que, a día de hoy, es alucinante que muchas mujeres se avergüencen de declararse feministas. Como muy bien decía Laura Baena (Club de malas madres) hace poco, es sorprendente que una mujer llegue a decir, literalmente, que «no es ni feminista ni machista».
Así que confunden igualdad con su contrario quizás porque consideran que feminismo y feminazismo son primos hermanos cuando el segundo término es una absoluta entelequia. Hasta ese punto este concepto está haciendo el juego al contrario.
Otro factor alarmante de este proceso es que, a veces, la sed de justicia también nos trae el efecto contrario. No creo que compartir por las redes sociales las fotos con nombres y apellidos de los componentes de la manada (que nombre más insultante, por cierto, para los animales) sea parte de la solución, la verdad.
Más que un mal en sí mismo, es un precedente muy peligroso. Primero porque Internet no ofrece ninguna garantía de contraste y segundo porque crear una justicia paralela nos lleva en un par de días a las cavernas. Lo que hace falte es que se instaure una justicia real y objetiva no que todos nos convirtamos en jueces y verdugos.
Lo justo para mí sería que pagaran por su delito con su vida en la cárcel el tiempo suficiente que, seguramente, debería ser toda su vida porque veo muy difícil reformar una bestialidad de tal calibre. Lo único que puede compensar a la víctima y a lo que sus familiares cercanos están pasando es que esto no vuelva a repetirse. Y eso depende de nosotros más de lo que queremos creer.
Como oasis en este proceso, me resulta emocionante vivir cómo las calles de Madrid gritaban “No es a ella a quien se juzga”, “No es no, lo otro es violación”, “Si tocan a una, nos tocan a todas”, “Jueces machistas fuera del juzgado”, “Yo sí te creo”, “No estás sola, venimos en manada”… Ojalá lo haya escuchado, ojalá tenga esa mínima compensación tanto ella como todas las víctimas de semejante calvario. Pero lo cierto es que lo dudo porque los medios pasaron de puntillas tanto a la hora de promoverlo como a la hora de transmitirlo. Supongo que el espectáculo estaba en otro lado.
/
Como mujer, pero sobre todo, como ser humano, me alegra muchísimo que haya hombres como tú (sí, hombres, también tenéis todo el derecho de hacer de este proceso de búsqueda de igualdad algo vuestro, nuestro) capaces de opinar y dar voz a este tema. Estoy de acuerdo con todo lo que dices en este artículo, pero además quiero recalcar que esto no es una situación que solo pasa en España; hay un montón de países (India, Sudamérica, etc.) donde este es el pan de cada día para las mujeres, las cuales ni si quiera pueden llegar a denunciar esta situación. A veces, me da rabia que haya tanta discusión con el tema de si hay que decir «ellos y ellas», con que si ahora un chico te quiere invitar a un café (como tú podrías invitarle a él) es machismo y un largo etcétera, cuando existen situaciones así de crueles y REALES en el mundo y nadie dice nada. Se aprovechan noticias como la de «La Manada» para crear controversia y morbo, cuando la solución es muy fácil: no es no. Y, sin embargo, tampoco nadie da voz a estas otras mujeres, ni si quiera las que van de «súper feministas extremistas», y eso me da pena. Ojalá podamos cambiar esta actitud en contra de mujeres y, también, de hombres (¡no todos sois así!) y dejemos de echarnos mierda unos a otros porque, al final, somos personas.
Me alegro mucho de que tengas esa opinión Mar. El problema es que todo se acaba por desvirtuar, también cuando alguna actitud normal, sin ningún tipo de sexismo es tachada de machista… eso también es verdad. El querer aparentar ser feminista por postureo (y no por convicción) también lleva a ese tipo de situaciones.
No, gracias a Dios no todos somos así. Aunque sí es cierto que muchos hombres (y menos, pero también mujeres) nos hemos acostumbrado a sucesos y costumbres sociales que son caldo de cultivo para todo esto. El caso de esta pobre chica no es más que uno más y los procedimientos judiciales que nos escandalizan en este caso son idénticos a otros, la diferencia es que este ha sido más mediático. Lo cual, y en eso estoy también de acuerdo, sirve para hacer carnaza del dolor de las víctimas entre los medios y periodistas que sólo pretenden rebañar audiencia.
Es cierto que hay países que están todavía peor en todo esto. Aun así, la verdad es que tantos asesinatos y violaciones de semejante brutalidad no encuentran ningún consuelo en las estadísticas. EL machismo es un mal generalizado y la lucha en nuestro entorno, en nuestro país y continente al final, en un mundo tan conectado, puede ser una lucha general, un cambio cultural global.
Pero en esto, como en todo, podemos hacer mucho más de lo que creemos con nuestras pequeñas acciones cotidianas, incluso hablando de todo esto sin caer en la trampa de enfrentar hombres y mujeres porque los bandos no son esos. Como tú dices no se trata de echarnos mierda entre nosotros sino contra el enemigo que también trata de confundirnos.
Muchas gracias en todo caso por tu comentario Mar y bienvenida a bordo 😉
Amen
😊 gracias brother
Me encanta el post, sobretodo, viniendo de un hombre!!!
¡Muchas gracias! Todo un elogio viniendo de alguien tan hábil para recomendar 😉
Gracias por esta reflexión. Es un oasis leer a un hombre con esta contundencia en mitad de lo que estamos viviendo día a día las mujeres.
Soy de las que durante muchos años ha defendido que no es machista ni feminista. Por no entender nada y por tener demasiado miedo.
Desde hace un tiempo no concibo que alguien no se declare feminista. Porque esto nos atañe a todos, también a vosotros.
Así que gracias por este testimonio. Gracias por alzar la voz y ayudarnos a seguir reflexionando.
Un abrazo,
Alicia
Gracias a ti por tu comentario. Yo también tenía hasta hace poco opiniones muy distorsionadas sobre el feminismo, feminazismo, etc… Es fácil caer en la confusión y la desinformación que nos rodea.
Pero en cuanto uno rasca un poco se da cuenta de que hay un interés por desviarnos de la lucha por la igualdad, algo que viene de muchos años atrás.
También me encanta que estas palabras vengan de alguien que se dedica a apoyar a las mujeres profesional y emocionalmente para superar las trabas de emprender y destacar en un entorno que no se lo pone nada fácil.
Gracias por dar tanto
Un fuerte abrazo
Creo que casos como este acaben siendo tan sonados ayuda mucho a visibiliza el tema, ya que hay una ignorancia y una falta educacional muy grande. Por supuesto no se debe banalizar con ello y tampoco usar la noticia para confundir más al personal. Los jueces como bien comentas deberían analizar qué mensaje están dando a la gente aceptando una prueba como la del detective privado.
Hay mucha ignorancia respecto a los términos machismo y feminismo. Pero ahora, con lo fácil que se accede a la información muchos y muchas deberían leer un poco acerca del tema. Somos una sociedad machista, porque el patriarcado lleva instaurado desde hace mucho tiempo y por ello hace falta mucho feminismo.
Creo que hay muchos feminismos, cada persona lo entiende a su manera, desde su punto de vista, pero todos buscan el mismo fin y es acabar con todas las injusticias que se cometen contra la mujer, por el hecho de ser mujer. No me parece machista decir “que los hombres no podéis participar en el feminismo” habría que profundizar más en esa afirmación. Desde mi punto de vista, claro que todos podemos luchar contra el machismo, por lo tanto todos pueden participar en la lucha feminista. Pero nunca sufriréis el machismo directamente, nunca vais a sentir la discriminación que se siente por ser mujer. Podréis entender, podréis empatizar, podréis acompañar, hablar, escribir y visibilizar, todo suma. Pero las que tenemos que llevar la iniciativa somos nosotras, es a nosotras a las que se nos tiene que oír y escuchar, es a nosotras a las que tienen que dejar de matar, violar, maltratar, cosificar, discriminar…Y nosotras más que nadie somos las que tenemos que luchar por ello.
Siendo realistas, y también desde mi punto de vista, no tenemos un buen sistema judicial visto lo visto. Así que si tomarnos la justicia por nuestra cuenta es publicar las imágenes de los inhumanos esos, estoy totalmente a favor de que la justicia este en nuestras manos. 😉
Después de toda la parrafada, me quedo con que textos y personas como tu son necesarios en esta lucha. Gracias
Cuando afirmo que me parece machista el decir que los hombres no pueden participar del feminismo lo digo por varias razones. Como venía a decir en el texto, si echas a los blancos de una manifestación contra el racismo hacia los negros, si los dejas de lado en el proceso, estás aplicando el mismo criterio racista sólo que con distinto color.
Con la dualidad hombres y mujeres pasa lo mismo. Ser muy muy feminista, al menos para mí, significa creer mucho mucho en la igualdad. No tiene sentido ser tan feminista como para discriminar al hombre en el proceso porque el feminismo no implica de ninguna manera desigualdad. Al menos como yo lo concibo. Así que lo contrario sería más bien como un machismo a lo femenino y de ahí que lo califique de esa manera.
En lo demás te doy toda la razón. Nadie como vosotras tenéis que sufrir todo eso que dices de forma cotidiana y condicionar vuestra rutina a todo eso. Nadie lo sufre como vosotras, es cierto. Aún así y con todo, déjame decirte que los que hemos tenido la desgracia de ser educados en un entorno machista hemos sufrido la humillación de nuestras madres y mujeres de alrededor, cosa que en cierta manera te marca para toda la vida.
No es lo mismo, lo sé. Yo sólo puedo aspirar a empatizar lo más posible y a aportar mi granito de arena en vuestra lucha. Dices que vosotras tenéis que luchar más que nadie por la igualdad y bueno, suena lógico. Pero no olvides que los hombres también pueden ser feministas porque los hombres también pueden desear la igualdad. No lo viviremos igual pero seguro que podemos ayudar participando.
En cuanto a tomarse la justicia por su cuenta porque la justicia no funciona, creo que eso acaba aún más con la justicia y con cualquier tipo de igualdad. Acaba imponiendo la ley del más fuerte. Nunca es una solución, en mi opinión es luchar en una dirección equivocada. Es difícil contener la rabia y sé que es el impulso que a uno le apetece pero saltarse la ley es aprender de ellos. Luchemos pacíficamente por una ley en la que esa sed de justicia acabe con ellos pudriéndose en la cárcel.
Gracias en todo caso por leerme, por tu comentario, por tus opiniones y, sobre todo, por considerarme parte necesaria de la lucha. Es un verdadero honor 🙂
Javier, muchísimas gracias por esta reflexión, por alzar la voz y por este análisis, muy interesante y con mucha miga por diferentes ejemplos que tocas de este monstruo tan tristemente cotidiano. Y evidentemente, gracias porque viniendo de un hombre me da mucha esperanza…
He reflexionado mucho sobre este tema, y como lo has descrito se asemeja mucho a mi postura. Me declaro feminista convencida e intento hacerlo desde el sentido más objetivo que puedo (siendo mujer es difícil no sacar el lado más defensivo e incluso agresivo ante todo lo que ha ocurrido durante toda mi vida) y lo que está ocurriendo últimamente me parece que está removiendo al menos un poco los cimientos de lo que todos llevamos en el ADN. Siento que debido a los últimos casos mediáticos de abuso, maltrato y violación (además de la violación de la llamada manada y las diferentes opiniones en los medios, escuchamos las voces de muchas mujeres del espectáculo hablando de los abusos en España y en otros países, sabemos de mujeres maltratadas luchando porque sus hijos no convivan con los maltratadores, continúan los asesinatos por violencia de género, los asesinatos de menores por sus propios padres… demasiados ejemplos…) se está dando más visibilidad a un movimiento que, como poco, incomoda a lo que bien llamas «posos de la dictadura», se está sacando la basura y ésta ya tiene un volumen tan importante que es imposible que deje de oler… y lo que me parece más interesante, estamos empezando a perder el miedo, creo que por la sensación de haber dejado de sentirnos solas.
Hasta no hace tanto cada una de nosotras vivía su miedo y sus agresiones o abusos con culpa, con silencio. Eso nos enseñaron. Ahora sentimos,o al menos comenzamos a hacerlo, que nos acompañamos, que no es nuestra culpa y que siempre la tiene el que agrede, maltrata, viola, intimida, o abusa. Esto no quiere decir que el monstruo vaya a morir, se despierta con una agresividad que me espanta, pero tenemos cada vez más fuerza contra él.
Y algo muy esperanzador es que nos estáis acompañando muchos hombres, y cada vez sois más. No voy a entrar en conceptos, lo importante es que también estáis rompiendo vuestro silencio. Bienvenidos a la lucha. Y preparaos, porque también intentan ir a por vosotros.
Un abrazo, que espero darte en persona.
Bueno Sonia, tengo que decirte que, desde que decidí publicar lo que escribo, una de las cosas con que más disfruto es leyendo y contestando mensajes. Sobre todo si son tan especiales como los que estáis escribiendo a través de este artículo.
La verdad es que es lo más positivo que podemos sacar de este caso es eso que comentas. Lo que puede consolar en parte a las víctimas es que su denuncia y su valentía han servido para que la sociedad deje de estar callada y que incluso mujeres que hasta ahora permanecían en silencio se hayan decidido a liberarse de esa carga añadida de permanecer en silencio.
Es también un consuelo para personas que tenemos una historia difícil relacionada con todo esto y, de alguna manera, también un modo de resarcirnos y dar sentido a lo que nos tocó vivir.
Sin duda, tienes mucha razón en que irán a por nosotros también porque hay mucha incomprensión para los hombres que se vuelcan en luchas como esta y calificativos que mejor no reproducir. Pero la motivación y el ansia por un mundo más justo son imparables. Un mundo mejor creo que no conoce de géneros así que muchas gracias por incluirme también en la lucha.
Ojalá pronto nos demos ese abrazo y sería aún mejor en un paraíso como aquel en el que vives 😉
La verdad es que muchas veces se nos olvida que muchísimos hombres han sufrido situaciones muy duras y con el mismo monstruo como denominador común… y si para las mujeres es duro por la falta de visibilidad y sensibilidad de la sociedad, para aquellos hombres con historias muy difíciles tiene un extra de incomprensión e invisibilidad.
Me propongo recordar todo esto cuando me venga culpabilizar a todo hombre de los males que causan algunos a las mujeres (a veces, como te decía, es difícil mantener el equilibrio y que no salga defender atacando… eso nos lo han enseñado también…😔) gracias por ponérmelo delante.
Este paraíso espera abrazos y encuentros lindos, así que encantada de recibir a quien los quiera crear😊
Así es, Sonia, gracias por eso también. Tantas veces etiquetamos a la ligera, yo también lo he hecho a la hora de juzgar a todas las mujeres en general lo cual tiene un margen de error muy alto. Eso sí, yo también intento hacerlo cada vez menos 😉
Tomo nota para cuando salga de este agujero negro de la «big city»
🌴🚀🏢 🙄
Buenos días, Javi, a ti y a tod@s los que seguís y leéis este blog tan apasionante como certero…
Me he decidido a escribir estas líneas desde esta tribuna pública para hacerte saber lo orgulloso que me siento de ser tu amigo; desde que nos conocimos, allá por nuestra más tierna y ya lejana adolescencia, siempre hemos estado muy cercanos y hemos sido muy afines por nuestros posicionamientos tanto en los temas fundamentales de la vida como en los menos importantes y más triviales…
Pero hoy, ante las opiniones y apoyo a tus palabras de tantas y tantas mujeres, no puedo por menos que sentirme un auténtico privilegiado y tremendamente orgulloso de ser tu amigo después de tantos y tantos años de vivencias en común…
Pero perdonadme, querid@s lector@s,si no me sorprendo en absoluto por las opiniones y sentimientos de Javi, puesto que siempre ha sido así: una persona buena, noble y objetiva…
Querido amigo, es para mí un orgullo seguir siendo tu colega y compañero de camino en esta vida después de tantos avatares y circunstancias compartidas, unas mejores que otras, obviamente…
Con unas cuantas personas como tú, podríamos hacer de este mundo un lugar mejor…
No cambies nunca, amigo!!
BuffF Patri ¡qué pasada! La verdad es que no sé como contestar a un mensaje como el tuyo. Dar las gracias se me queda muy corto la verdad. Me encanta que me tengas así de idealizado jajaja
En serio, gracias por tantas buenas conversaciones (la de hoy ha sido de las mejores, por cierto 😉 ) y tantos momentos tan importantes.
Me has emocionado mucho con tu mensaje y acepto con los brazos abiertos tus halagos porque una de las cosas que estoy aprendiendo últimamente es que también hay que ser generoso a la hora de recibir, hay que ser generoso con uno mismo dejarse ayudar y aceptar los halagos ya que además no es lo que nos suele rodear en nuestra vida cotidiana.
Un orgullo que la vida me haya rodeado de gente como tú, siempre haré lo posible por mantener amistades así y continuar esos caminos que, efectivamente, muchas veces no han sido nada fáciles.
Un abrazo gigante
Me ha encantado que digas que lo que no quieres és que se formen brechas entre hombres y mujeres.Has puesto palabras a mis pensamientos una vez más. Yo siempre he pensado que és discriminatorio hacer diferencias entre hombres y mujeres.Somos personas. Me parece mal apartarlos de la lucha, que ha de ser por la igualdad pero creo que no deberíamos estar hablando de ésto. És como cuando se habla de los homosexuales o de trans…Por qué hay que etiquetar con tu gusto?Que cada uno haga lo que le de la gana en su intimidad! A mí qué me importa lo que le guste al otro?….Si se saca éste tema és que aún falta mucho. Yo soy anarquista.
( Espero no ofender a nadie, si és así lo siento).
Para mí és grave no dejar participar a una persona en una reivindicación por cualquier tipo de diferencia que a 1a vista no encaje con el grupo. Se trata de integrar y normalizar, no?….pues integremos y consigamos NO SEÑALAR a los diferentes o pasaremos de victimas a verdugos….cosa que ocurre en paises como Palestina y sé que el tema és complejo.
No ofendes a nadie Marga y quien se ofenda por eso es porque quiere, sinceramente. Estoy totalmente de acuerdo que hay que acabar con esa manía de etiquetar, con esa jodienda de tú de quien eres… ¿Qué más da? ¿En qué ayuda etiquetar? En nada, sólo nos limita. Y en esto somos simplemente personas denunciando a otros que no se comportan como personas.
No hay más, cualquier otra distinción no hace más que dividirnos y flaquear nuestra lucha.
Muchas gracias de nuevo por ser tan fiel lectora Marga y por tu espíritu participativo. Te lo agradezco un montón tanto cuando estamos de acuerdo como cuando no 😉